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Cartas al Director - Literaturas.com

Marzo

Javier Lara Expósito

Recibimos una nueva carta del lector Javier Lara Expósito,  respecto al articulo aparecido en nuestra revista en el número de marzo escrito por Luis Carlos Nieto que lleva por título "La bazofia del Quijote".

Soy un lector, digámoslo así, frió del Quijote y creo que el castigo al que se ha sometido a esta obra en esta revista es excesivo; esto aún partiendo de la base de que el Quijote es una obra imperfecta; sí, pero por momentos genial. Escribo desde los 8 años, y a mi juicio, él principal error o virtud, según se mire, en el Quijote; es que trascendió las intenciones de su autor.

El texto ya en su primera parte, sencillamente, se independiza de su autor. Para ser aún más especifico, concretamente en el Capitulo XXIII de su primera parte, el famoso de los Galeotes. El Quijote comienza siendo una abierta y sencilla sátira de las novelas de Amadis de Gaula y similares para convertirse en una agria tragicomedia sobre la imposibilidad de cumplir nuestras utopías. Cada golpe, paliza, pedrada etc. que recibe el Quijote es un choque entre lo que el sueña y la realidad.

¿Es el Quijote una novela divertida e hilarante? tiene momentos de gran comicidad eso es innegable, pero en el fondo es muy áspera como mucha de la buena literatura. a mi juicio, es un gran libro, porque de su lectura detenida se observa una evolución el filólogo en su artículo tacha a Cervantes de Ladrón, estafador, macarra etc. Porque no anarquista. El Quijote es la obra de un anarquista desengañado. No es de recibo insultar. No es digno insultar a Cervantes. Mas aun cuando lleva tantos años muerto y no se puede defender. Es una canallada.

Cierto es que la primera parte del Quijote tiene el fallo de intercalar demasiadas historias secundarias que solapan algo la idea fundamental. Pero, no por ello, deja de ser una obra con un mensaje universal. ¿O quien no ha soñado en su juventud con cambiar el mundo, hasta que se ha percatado de que el mundo solo le cambiara a el y no al contrario? Respetado Luís Carlos Campos le invito a releer el Quijote, con suma atención y sin perjuicios puede que le sorprenda.

P. D. Borges era humano y también se equivocaba. Lo mismo que dijo de Cervantes lo dijo de Roberto Arlt y posteriormente reconoció su influencia en parte de su narrativa.

Javier Lara Expósito

Avellaneda reencarnado. (Respuesta al comentario del Quijote como bazofia) por Francisco Granado

Recibimos una nueva carta del lector Francisco Granado de Sevilla, respecto al articulo aparecido en nuestra revista en el número de marzo. Se titula Avellaneda Reencarnado y es una respuesta  al articulo de "La bazofia del Quijote"  escrito por Luis Carlos Nieto.

Sr Director:

Las ofensas dirigidas contra Cervantes en su revista han ido más allá de lo que  humanamente he podido soportar. Jamás había leído una denuncia tan rayana en lo cómico ni había visto la ignorancia mostrarse tan ufana de su inanidad.

Lo inquietante es que el calumniador se designe a sí mismo filólogo (me temo que se refiera a la Filología Hispánica). No me explico para qué ostenta lo que no le beneficia. Si desde el corazón mismo de las Humanidades Hispánicas se llega a esto, ¿qué futuro nos espera?

Hiere la piel lo burdo del tejido, la carencia de cualquier aliento humano, la estulticia mostrada con alevosía de reincidente, el rencor amarillo que no conoce el decoro.

Que un ser que supuestamente ha estudiado filología relegue la relevancia del Quijote a lo meramente idiomático lo hallo de todo punto incomprensible. Nunca me fue dado contemplar semejante incapacidad. Tenía noticia de que el nivel universitario era bajo, pero ¿tanto?

Admito que no le guste el libro al difamador, aun a pesar de la exquisita educación que muestra haber adquirido.  Pero que de un libro que tiene de todo y cuya visión es tan abarcadora, nuestro hombre se limite a proferir insultos, por no hablar de los que lanza al mismo Cervantes, lo considero risible, peor aún, patético.   

¿No será este la reencarnación de Avellaneda? Un espíritu servil y canallesco recorre la crítica perpetrada por el infiel. Pero analicemos el comentario. Ha cometido algunos errores, no diré de mal gusto, porque eso no tiene remedio, sino de argumentación.

Noto en primer término que ha querido dotar a su crítica de un lenguaje actual, con garra. Pretende que su sinceridad palpite con la vibración de la calle y así plasme un sentir general. Para la gente que no está dispuesta a leer ni un artículo del periódico, lo voluminoso del Quijote representaría algo así como escalar el Himalaya y él quiere reflejar tal pasmo.

El propio título es anticipo de lo que nos espera: "Fundamentalismo cultural o por que el Quijote es una bazofia y un muermo."

Con afán de rabiosa actualidad emplea esa palabra tan de moda, “Fundamentalismo”, usada para denostar actitudes intransigentes, y la pasea ante el lector. Pero en qué consiste el tal fundamentalismo cultural, queda en el aire.

Intentaré ayudarle. Digamos que ese Fundamentalismo cultural al que declarado la guerra consistiera en buscar la esencia última de una cultura, en preservar un modo de vida y costumbres, el sentido artístico de un pueblo en un determinado momento de su historia. Ese deseo de reconocerse en las señas de identidad culturales, ese amor por la propia raíz de un pueblo se sustentaría en la defensa a ultranza de un libro, del Libro.

Es lo que se llama una reducción al absurdo, y convierte al Quijote en el pilar que sustenta toda la trama cultural española. Llegados a esto, el filólogo propone que tal libro merece la descalificación y sus defensores el desprecio. Yo me pregunto: ¿Ese apego intelectual a lo español merece tan violenta censura? Este es el meollo de todo el asunto.

Como el propio título a elección del término advierte, el crítico busca el insulto. Con torpeza expresiva viene a decirnos eso, que sólo una defensa a ultranza de cierta españolidad mantiene en pie la fama del Quijote. No sé que en China o en Norteamérica tengan un deseo especial por preservar la literatura española ni que Rusia se desviva por lo español. Sin embargo, la consideración por la obra cervantina es abrumadora en esos lugares, no digo ya entre escritores. Pero claro, estas vislumbres no se le alcanzan al “filólogo”. El ha venido a atacar al sistema español, a la oficialidad académica que sobrevive de espaldas a la verdad, y para ello viene a vociferar su arenga.    

Su crítica pivota sobre unos cuantos reproches aislados de algunos críticos y en la mención de autores a los que declara de su cuerda sin más explicación, y a los que por supuesto otorga una credibilidad y una autoridad que no está dispuesto a conceder al propio Cervantes.

Su visión es tan parcial que sólo se atiene a los pasajes reprobadores que ha ido encontrando en esos escritores sin querer recoger tantos elogios que los mismos citados también han prodigado. Veamos los primeros que nombra:

Aparece Unamuno. Nada menos. Lástima que no lo haya leído. Le hubiera hecho mucho bien. Por ofrecer algún ligero apunte de los muchos escritos que Unamuno le dedicó al héroe cervantino, hago una cita textual de su obrita “El Sepulcro de Don Quijote” que le viene al pelo al crítico:

 “Si nuestro señor Don Quijote resucitara y volviese a esta su España, andarían buscándole una segunda intención a sus nobles desvaríos. Si uno denuncia un abuso, persigue la injusticia, fustiga la ramplonería, se preguntan los esclavos: ¿qué irá buscando en eso? ¿A qué aspira? Unas veces creen y dicen que lo hace para que le tapen la boca con oro; otras que es por ruines sentimientos y bajas pasiones de vengativo o envidioso; otras que lo hace no más sino por meter ruido y que de él se hable, por vanagloria; otras que lo hacen por divertirse y pasar el tiempo, por deporte. ¡Lástima grande que a tan pocos les dé por deportes semejantes!”

Claro. Después de esto, un lector piensa “¡qué desprecio le tenía Unamuno a Cervantes!”.

Nombra luego a Nabokov. No tiene suerte. Este Nabokov, en su ciclo de conferencias para la universidad de Harvard, es cierto que mezcla algunas objeciones con grandes elogios. Se inventa además un original tanteo de las victorias y derrotas de Don Quijote, en el que resulta un empate que según él resulta delicioso artísticamente y lo pone como ejemplo de la intuición genial del escritor. Concluye su curso a los estudiantes con estas palabras textuales: “Ya no nos reímos de él. Su escudo es la compasión, su estandarte es la belleza. Representa todo lo amable, lo perdido, lo puro, lo generoso y lo gallardo. La parodia se ha hecho parangón.” 

No podemos decir otro tanto de nuestro crítico.

Sobre Borges. Es demasiado amplio el capítulo que podríamos dedicar a los comentarios y citas de este autor. La simple extensión  de sus citas cervantinas ya es muestra de cierta necesidad en Borges de acudir a Cervantes, de tomarlo como referente en muy distintas consideraciones y con propósitos diversos. No se tomaría tanto trabajo Borges con un mal escritor. Ya sé que a este rebelde sólo le sirven las frases escatimadoras y las poco generosas, pero aun así espero que me crea si le aseguro que de todo hay en el universo borgiano y que es mucho más constante el elogio. Ya sé que hago mal negocio si espero que me crea algo, pero donde las dan, las toman.

A continuación, nuestro gran filólogo dice que Cervantes tenía faltas de ortografía. Cuando impartieron las lecciones sobre la fijación ortográfica del idioma castellano ¿Dónde estaba él, de copas? Supongo que el tema no cayó en el examen y por eso ostenta su licenciatura de filología.

Luego hace un esfuerzo de erudición y cita el archiconocido comentario de Riquer sobre que Cervantes no releía su labor. Ojalá se hubiera aplicado él mismo su medicina y supiera lo que escribe.

Sobre demás críticos y eruditos, digamos que los lee con un ojo abierto y otro cerrado, para no tener que ver los elogios y sí quedarse con los reproches. Aquí es de notar la completa carencia e insignificancia del paciente, porque en lo que respecta  a conclusiones propias, es incapaz de elaborar ni una sola.

Denuesta la prosa cervantina con algunas sabidísimas lecciones gramaticales de sus autores predilectos, porque él no lograría distinguir un adjetivo de un verbo y redondea el logro criticando por alambicado el pasaje de "La luciente Febo". ¿No oyó hablar nunca este “filólogo” de la ironía cervantina? Se trata  de un párrafo que ridiculiza la florida prosa caballeresca. Pero claro, a un sordo no se le puede pedir que cante, por la propia naturaleza de las cosas. El mundo es injusto. Lo siento.  

No quiero saber qué clase de periodismo sensacionalista ha formado a semejante intelectual, pero su cosecha propia se limita a términos groseros y obscenidades proferidas contra la persona de Cervantes y sus personajes, con una antipatía y violencia más propias de Avellaneda y sus secuaces que de alguien de nuestros días. Mi pregunta es ¿no será este individuo el espíritu reencarnado de Avellaneda? 

Ahora lo entiendo. ¡Avellaneda vive entre nosotros! Eso explicaría su odio visceral por el hombre y su obra, el uso abusivo del insulto y la infamia. Lo tacha de manco y de viejo, de fracasado y otras lindezas. Yo creo que el tipo ha alcanzado tal grado de virulencia que Avellaneda lo ha poseído. Y de esto resulta una nueva adquisición para la tradición cervantina. Hemos asistido en primera fila a los vituperios y calumnias que se le arrojaron a Cervantes en vida y que él hubo de responder. Avellaneda ha vuelto tras cuatro siglos para que Cervantes justifique la existencia de su prólogo a la segunda parte.

 Le invito al espíritu irredento de Avellaneda a que lea, como en su siglo ya hizo, esa hermosa página y que, aludiendo al chiste que cuenta allí el escritor, termine escarmentado y diga la próxima vez que se le ocurra escribir:

¡Guarda, que es podenco!

 

Paco Granado

Nos remite este mensaje Paco Granado después de leer el articulo de opinión que publicamos este mes en la revista Literaturas.com y que lleva por título "La bazofia del Quijote"  escrito por Luis Carlos Nieto.

Sr. Director:

La crítica perpetrada por un colaborador en su revista sobre el Quijote ha ido más allá de lo dignamente soportable. Jamás había leído (y ya es difícil) tantas idioteces reunidas en un solo texto ni había visto la ignorancia mostrarse tan ufana de su inanidad, vendiéndola al público como algo moderno o guay. Sí, el cazurro dice a las costureras que los libros gordos mejor no leerlos.

Que profiera su disparate un pobre hombre lo entiendo, pero que dicho ser se designe a sí mismo filólogo (y me temo que de lengua española) y que además su carnada sea aceptada por su revista lo hallo fuera de toda lógica. No me explico a santo de qué admiten semejantes ofensas. Si lo que buscan es la polémica, pidan al redactor que la argumente, que le dé sentido, que no se limite a malversar referencias comunes para erigirse en campeón de los batracios.

Hiere la piel lo burdo del tejido, la carencia de cualquier aliento humano, la estulticia mostrada con alevosía de reincidente, el rencor amarillo que no conoce el decoro.

Que un ser que supuestamente ha estudiado filología relegue la relevancia del Quijote a lo meramente idiomático lo hallo de todo punto incomprensible. Nunca me fue dado contemplar semejante incapacidad. Tenía noticia de que el nivel universitario era bajo, pero ¿tanto? Lástima que se haya desperdiciado en la universidad un cerebro tan prometedor para el cultivo de la patata.

Admito que alguien, aun con la perspicacia demostrada por nuestro amigo, pueda no disfrutar con la lectura de un libro, incluso que lo relacione con problemas personales, le tome manía o lo lea en un momento inadecuado y esta primera lectura lo inhabilite para apreciarlo. Pero que de un libro que de todo tiene, cuya visión psicológica es tan abarcadora que ha soportado todas las traducciones y especulaciones, el infiel se limite a proferir insultos, por no hablar de los insultos que lanza a Cervantes, lo considero empobrecedor, triste, más digno de un psiquiatra que de un estudioso.    

¿No será este la reencarnación de Avellaneda? Un verdadero espíritu servil y canallesco recorre la crítica inoculada por el paciente. Háganse un favor, digan al tipo que necesita unas vacaciones y desháganse de él lo más tardar hoy mismo. Que todo se pega, menos lo bonito.

 Un saludo